Documenta Catholica Omnia
Non nobis, Domine, non nobis, sed nomini tuo da gloriam


Index Verborum:     quiero


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Juan de la Cruz (1542-1591)    Avisos

    

Juan de la Cruz (1542-1591)    Avisos a un Religioso para Alcanzar la Perfecion

§ 9

No quiero decir por esto que deje de hacer el oficio que tiene, y cualquiera otro que la obediencia le mandare, con toda la solicitud posible y que fuere necesaria, sino que de tal manera lo haga que nada se le pegue en él de culpa, porque esto no lo quiere Dios ni la obediencia.

    

Juan de la Cruz (1542-1591)    Avisos copiados por Magdalena del Espiritu Santo

    

Juan de la Cruz (1542-1591)    Avisos por la Madre Maria de Jesus

    

Juan de la Cruz (1542-1591)    Avisos procedentes de Antequera

    

Juan de la Cruz (1542-1591)    Avisos recogidos por la edicion de Gerona

§ 9

Amado mío, todo lo áspero y trabajoso quiero para mí, y todo lo suave y sabroso quiero para ti .

§ 9

Amado mío, todo lo áspero y trabajoso quiero para mí, y todo lo suave y sabroso quiero para ti .

    

Juan de la Cruz (1542-1591)    Cantico Espiritual A

§ 0

Y por que lo que dijere (lo cual quiero sujetar al mejor juicio, y totalmente al de la Santa Madre Iglesia) haga más fe, no pienso afirmar cosa de mío, fiándome de experiencia que por mí haya pasado, ni de lo que en otras personas espirituales haya conocido o de ellas oído (aunque de lo uno y de lo otro me pienso aprovechar), sin que con autoridades de la Escritura divina vaya confirmado y declarado, a lo menos, en lo que pareciere más dificultoso de entender.

§ 0

Pastores, los que fuerdes allá por las majadas al otero: si por ventura vierdes aquel que yo más quiero, decidle que adolezco, peno y muero.

§ 0

6. ¡Ay, quién podrá sanarme! Acaba de entregarte ya de vero; no quieras enviarme de hoy más ya mensajero, que no saben decirme lo que quiero.

§ 0

Apaga mis enojos, pues que ninguno basta a deshacellos, y véante mis ojos, pues eres lumbre dellos, y sólo para ti quiero tenellos.

§ 2

Pastores, los que fuerdes allá por las majadas al otero, si por ventura vierdes aquel que yo más quiero, decilde que adolezco, peno y muero.

§ 2.4

aquel que yo más quiero,

§ 6

¡Ay, quién podrá sanarme! Acaba de entregarte ya de vero; no quieras enviarme de hoy más ya mensajero: que no saben decirme lo que quiero.

§ 6.5

que no saben decirme lo que quiero.

§ 6.6

Como si dijera: yo a ti todo quiero, y ellos no me saben ni pueden decir a ti todo, porque ninguna cosa de la tierra ni del cielo pueden dar al alma la noticia que ella desea tener de ti, y así no saben decirme lo que quiero.

§ 6.6

Como si dijera: yo a ti todo quiero, y ellos no me saben ni pueden decir a ti todo, porque ninguna cosa de la tierra ni del cielo pueden dar al alma la noticia que ella desea tener de ti, y así no saben decirme lo que quiero.

§ 10

Apaga mis enojos, pues que ninguno basta a deshacellos; y véante mis ojos, pues eres lumbre dellos, y sólo para ti quiero tenellos.

§ 10.5

Y sólo para ti quiero tenellos,

§ 18.9

9. ¡Dichosa vida y dichoso estado y dichosa el alma que a él llega, donde todo le es ya sustancia de amor y regalo y deleite de desposorio, en que de veras puede la esposa decir al divino Esposo aquellas palabras que de puro amor le dice en los Cantares (Ct 7, 13), diciendo: Omnia poma, nova et vetera, servavi tibi, que es como si dijera: Amado mío, todo lo áspero y trabajoso quiero por ti, y todo lo suave y sabroso quiero para ti!

§ 18.9

9. ¡Dichosa vida y dichoso estado y dichosa el alma que a él llega, donde todo le es ya sustancia de amor y regalo y deleite de desposorio, en que de veras puede la esposa decir al divino Esposo aquellas palabras que de puro amor le dice en los Cantares (Ct 7, 13), diciendo: Omnia poma, nova et vetera, servavi tibi, que es como si dijera: Amado mío, todo lo áspero y trabajoso quiero por ti, y todo lo suave y sabroso quiero para ti!

§ 35.3

Y no quiero decir que amará a Dios cuanto él se ama, que esto no puede ser, sino cuanto de él es amada; porque así como ha de conocer a Dios como de él es conocida, como dice san Pablo (1 Cor. 13, 12), así entonces le amará también como es amada de él, pues un amor es el de entrambos.

§ 36.4

Y cómo esto sea, no hay más saber ni poder para decir, sino dar a entender cómo el Hijo de Dios nos alcanzó este alto estado y nos mereció este alto puesto, como dice san Juan (Jn 1, 12), de poder ser hijos de Dios, y así lo pidió al Padre por el mismo san Juan (Jn 17, 24), diciendo: Pater, volo ut quos dedisti mihi, ut ubi sum ego, et illi sint mecum; ut videant claritatem meam quam dedisti mihi, que quiere decir: Padre, quiero que los que me has dado, que donde yo estoy también ellos estén conmigo, para que vean la claridad que me diste, es a saber: que hagan por participación en nosotros la misma obra que yo por naturaleza, que es aspirar el Espíritu Santo.

    

Juan de la Cruz (1542-1591)    Cantico espiritual B

§ 0

Y porque lo que dijere (lo cual quiero sujetar al mejor juicio y totalmente al de la santa Madre Iglesia) haga más fe, no pienso afirmar cosa de mío, fiándome de experiencia que por mí haya pasado, ni de lo que en otras personas espirituales haya conocido o de ellas oído (aunque de lo uno y de lo otro me pienso aprovechar), sin que con autoridades de la Escritura divina vaya confirmado y declarado, a lo menos, en lo que pareciere más dificultoso de entender.

§ 0

2 Pastores, los que fuerdes allá por las majadas al otero, si por ventura vierdes aquel que yo más quiero, decilde que adolezco, peno y muero.

§ 0

6 ¡Ay, quién podrá sanarme! Acaba de entregarte ya de vero; no quieras enviarme de hoy más ya mensajero, que no saben decirme lo que quiero.

§ 0

10 Apaga mis enojos, pues que ninguno basta a deshacellos, y véante mis ojos, pues eres lumbre dellos, y sólo para ti quiero tenellos.

§ 1.12

Quiero decir que nunca te quieras satisfacer en lo que entendieres de Dios, sino en lo que no entendieres de él; y nunca pares en amar y deleitarte en eso que entendieres o sintieres de Dios, sino ama y deléitate en lo que no puedes entender y sentir de él; que eso es, como habemos dicho, buscarle en fe.

§ 2

Pastores, los que fuerdes allá por las majadas al otero, si por ventura vierdes aquel que yo más quiero, decilde que adolezco, peno y muero.

§ 2.4

aquel que yo más quiero,

§ 6.1

¡Ay, quién podrá sanarme! Acaba de entregarte ya de vero; no quieras enviarme de hoy más ya mensajero, que no saben decirme lo que quiero.

§ 6.6

que no saben decirme lo que quiero.

§ 6.7

Como si dijera: yo a ti todo quiero, y ellos no me saben ni pueden decir a ti todo; porque ninguna cosa de la tierra ni del cielo pueden dar al alma la noticia que ella desea tener de ti, y así no saben decirme lo que quiero.

§ 6.7

Como si dijera: yo a ti todo quiero, y ellos no me saben ni pueden decir a ti todo; porque ninguna cosa de la tierra ni del cielo pueden dar al alma la noticia que ella desea tener de ti, y así no saben decirme lo que quiero.

§ 10.3

Apaga mis enojos, pues que ninguno basta a deshacellos; y véante mis ojos, pues eres lumbre dellos, y sólo para ti quiero tenellos.

§ 10.8

Y sólo para ti quiero tenellos.

§ 12.9

De tal manera anda el alma en este tiempo, que aunque en breves palabras, no quiero dejar de decir algo de ello, aunque por palabras no se puede explicar.

§ 26.9

10. ¡Dichosa vida, y dichoso estado, y dichosa el alma que a él llega!, donde todo le es ya sustancia de amor y regalo y deleite de desposorio, en que de veras puede la Esposa decir al divino Esposo aquellas palabras que de puro amor le dice en los Cantares (7, 13), diciendo: Todas las manzanas nuevas y viejas guardé pare ti, que es como si dijera: Amado mío, todo lo áspero y trabajoso quiero por ti y todo lo suave y sabroso para ti.

§ 37.5

Y cómo esto sea, no hay más saber ni poder para decirlo, sino dar a entender cómo el Hijo de Dios nos alcanzó este alto estado y nos mereció este subido puesto de poder ser hijos de Dios, como dice san Juan (1, 12); y así lo pidió al Padre por el mismo san Juan (17, 24), diciendo: Padre, quiero que los que me has dado, que donde yo estoy, también ellos estén conmigo, para que vean la claridad que me diste; es a saber: que hagan por participación en nosotros la misma obra que yo por naturaleza, que es aspirar el Espíritu Santo.

    

Juan de la Cruz (1542-1591)    Cantico espiritual CA

§ 2.

Pastores, los que fuerdes allá por las majadas al otero: si por ventura vierdes aquel que yo más quiero, decidle que adolezco, peno y muero.

§ 6.

6. ¡Ay, quién podrá sanarme! Acaba de entregarte ya de vero: no quieras enviarme de hoy más ya mensajero, que no saben decirme lo que quiero.

§ 10.

Apaga mis enojos, pues que ninguno basta a deshacellos, y véante mis ojos, pues eres lumbre dellos, y sólo para ti quiero tenellos.

    

Juan de la Cruz (1542-1591)    Cautelas

    

Juan de la Cruz (1542-1591)    Dichos de luz y amor

§ 26.

26. ¡Señor Dios, amado mío! Si todavía te acuerdas de mis pecados para no hacer lo que te ando pidiendo, haz en ellos, Dios mío, tu voluntad, que es lo que yo más quiero, y ejercita tu bondad y misericordia y serás conocido en ellos.

§ 26.

No me quitarás, Dios mío, lo que una vez me diste en tu único Hijo Jesucristo, en que me diste todo lo que quiero.

§ 53.

Yéndome yo, Dios mío, por doquiera contigo, por doquiera me irá como yo quiero para ti.

    

Juan de la Cruz (1542-1591)    Epistolario

§ 1

Aunque no sé dónde está, la quiero escribir estos renglones, confiando se los enviará nuestra Madre, si no anda con ella; y, si es así que no anda, consuélese conmigo, que más desterrado estoy yo y solo por acá; que después que me tragó aquella ballena y me vomitó en este extraño puerto, nunca más merecí verla ni a los santos de por allá.

§ 1

Yo no la quiero decir de por acá porque no tengo gana.

§ 14

Ahora quiero responder a todas sus dudas brevemente, que tengo poco tiempo, habiéndolas tratado primero con estos Padres, porque el nuestro no está aquí, que anda por allá.

§ 25

De no haber sucedido las cosas como ella deseaba, antes debe consolarse y dar muchas gracias a Dios, pues, habiendo Su Majestad ordenádolo así, es lo que a todos más nos conviene; sólo resta aplicar a ello la voluntad, para que, así como es verdad, nos lo parezca; porque las cosas que no dan gusto, por buenas y convenientes que sean, parecen malas y adversas, y ésta vese bien que no lo es, ni para mí ni para ninguno: pues que para mí es muy próspera, por cuanto con la libertad y descargo de almas puedo, si quiero, mediante el divino favor, gozar de la paz, de la soledad y del fruto deleitable del olvido de sí, y de todas las cosas; y a los demás también les está bien tenerme aparte, pues así estarán libres de las faltas que habían de hacer a cuenta de mi miseria.

    

Juan de la Cruz (1542-1591)    Grados de Perfecciòn

    

Juan de la Cruz (1542-1591)    La Subida del Monte Carmelo

§ 2.7.9

Y porque he dicho que Cristo es el camino, y que este camino es morir a nuestra naturaleza en sensitivo y espiritual, quiero dar a entender cómo sea esto a ejemplo de Cristo, porque él es nuestro ejemplo y luz.

§ 2.7.12

No me quiero alargar más en esto, aunque no quisiera acabar de hablar en ello, porque veo es muy poco conocido Cristo de los que se tienen por sus amigos.

§ 2.27.1

Que, por ser cosa clara y llana, no quiero gastar tiempo en alegarlos aquí, sino decir que estas revelaciones no sólo acaecen de palabra, porque las hace Dios de muchos modos y maneras: a veces con palabras solas, a veces por señales solas y figuras e imágenes y semejanzas solas, a veces juntamente con lo uno y con lo otro, como también es de ver en los Profetas, particularmente en todo el Apocalipsis, donde no solamente se hallan todos los géneros de revelaciones que habemos dicho, mas también los modos y maneras que aquí decimos.

§ 3.18.2

Y no quiero traer aquí más testimonios en cosa tan clara, porque tampoco acabaría de alegar Escritura, porque ¿cuándo acabaría de decir los males que de ellas dice Salomón en el Eclesiastés? El cual, como hombre que habiendo tenido muchas riquezas y sabiendo bien lo que eran, dijo que todo cuanto había debajo del sol era vanidad de vanidades, aflicción de espíritu y vana solicitud de ánimo (1, 14); y que el que ama las riquezas no sacará fruto de ellas (5, 9); y que las riquezas se guardan para mal de su señor (5, 12), según se ve en el Evangelio (Lc. 12, 20), donde a aquel que se gozaba porque tenía ganados muchos frutos para muchos años, se le dijo del cielo: Necio, esta noche te pedirán el alma para que venga a cuenta, y lo que allegaste, ¿cúyo será? Y, finalmente, cómo David (Sal. 48, 17­19) nos enseña lo mismo, diciendo que no tengamos envidia cuando nuestro vecino se enriqueciere, pues no le aprovechará nada para la otra vida; dando allí a entender que antes le podríamos tener lástima.

§ 3.24.5

Por lo cual quiero poner aquí un documento para (que se vea) cuándo dichos sabores de los sentidos hacen provecho y cuándo no.

§ 3.26.8

Y no quiero ahora referir aquí los demás provechos, así morales como temporales y también espirituales, que se siguen a esta noche de gozo; pues son todos los que en los demás quedan dichos, y con más eminente ser, por ser estos gozos que se niegan más conjuntos al natural, y por eso adquiere este tal más íntima pureza en la negación de ellos.

§ 3.36.4

También quiero aquí decir algunos efectos sobrenaturales que causan a veces algunas imágenes en personas particulares, y es que a algunas imágenes da Dios espíritu particular en ellas, de manera que queda fijada en la mente la figura de la imagen y devoción que causó, trayéndola como presente; y cuando de repente de ella se acuerda, le hace el mismo espíritu que cuando la vio, a veces menos y aun a veces más; y en otra imagen, aunque sea de más perfecta hechura, no hallará aquel espíritu.

§ 3.37.2

Por tanto, para evitar todos los daños que al alma pueden tocar en este caso, que son: o ser impedida de volar a Dios, o usar con bajo estilo e ignorantemente de las imágenes, o ser engañado natural o sobrenaturalmente por ellas (las cuales cosas son las que arriba habemos tocado) y también para purificar el gozo de la voluntad en ellas y enderezar por ellas el alma a Dios, que es el intento que en el uso de ellas tiene la Iglesia, sola una advertencia quiero poner que bastará para todo, y es que, pues las imágenes nos sirven para motivo de las cosas invisibles, que en ellas solamente procuremos el motivo y afección y gozo de la voluntad en lo vivo que representan.

§ 3.43.2

Pero de aquellas sólo quiero decir de que, por no tener en sí esas maneras sospechosas entrepuestas, muchas personas el día de hoy con devoción indiscreta usan, poniendo tanta eficacia y fe en aquellos modos y maneras con que quieren cumplir sus devociones y oraciones, que entienden que si un punto faltan y salen de aquellos límites, no aprovecha ni la oirá Dios, poniendo más fiducia en aquellos modos y maneras que en lo vivo de la oración, no sin gran desacato y agravio de Dios; así como que sea la misa con tantas candelas y no más ni menos: y que la diga sacerdote de tal o tal suerte; y que sea a tal hora y no antes ni después; y que sea después de tal día, no antes (ni después); y que las oraciones y estaciones sean tantas y tales y a tales tiempos, y con tales y tales ceremonias, y no antes ni después, ni de otra manera; y que la persona que las hiciere tenga tales partes y tales propiedades.

    

Juan de la Cruz (1542-1591)    Llama de Amor Viva A

§ 1.1.30

Y así toda la canción es como si dijera: ¡Oh llama del Espíritu Santo, que tan íntima y tiernamente traspasas la sustancia de mi alma y la cauterizas con tu ardor! Pues ya estás tan amigable que te muestras con gana de dárteme en vida eterna cumplida, si antes mis peticiones no llegaban a tus oídos, cuando con ansias y fatigas de amor, en que penaba la flaqueza de mi sentido y espíritu por la mucha flaqueza e impureza y poca fuerza de amor que tenían, te rogaba me desatases, porque con deseo te deseaba mi alma cuando el amor impaciente no me dejaba conformar tanto con esta condición de vida que tú querías que viviese, y los pasados ímpetus de amor no eran bastantes delante de ti, porque no eran de tanta sustancia; ahora que estoy tan fortalecida en amor, que no sólo no desfallece mi sentido y espíritu a ti, mas antes, fortalecidos de ti, mi corazón y mi carne se gozan en Dios vivo (Sal. 83, 2), con grande conformidad de las partes, donde lo que tú quieres que pida, pido, y lo que no quieres, no lo quiero, ni aun puedo, ni pasa por pensamiento pedir: y, pues son ya delante de tus ojos más válidas y razonables mis peticiones, pues salen de ti y tú las quieres, y con sabor y gozo en el Espíritu Santo te lo pido, saliendo ya mi juicio de tu rostro (Sal. 16, 2), que es cuando los ruegos precias y oyes, rompe la tela delgada de esta vida, y no la dejes llegar a que la edad y años naturalmente la corten, para que te pueda amar desde luego con la plenitud y hartura que desea mi alma, sin término ni fin.

§ 2.1.8

Mas otra manera de cauterizar el alma suele haber también muy subida, y es en esta manera: acaecerá que, estando el alma inflamada en este amor, aunque no esté tan calificada como aquí habemos dicho (aunque harto conviene que lo esté para lo que aquí quiero decir), y es que acaecerá que el alma sienta embestir en ella un serafín con un dardo herbolado de amor encendidísimo, traspasando esta ascua encendida del alma, o, por mejor decir, aquella llama, y cauterizarla subidamente; y entonces, en este cauterizar traspasándola, apresúrase la llama y sube de punto con vehemencia, al modo que un encendido horno o fragua cuando le hornaguean y trabucan el fuego se afervora la llama y se aviva el fuego.

§ 3.1.26

Y por ser muy necesario no sólo para estas almas que van tan prósperas, sino también para todas las demás que buscan a su Amado, lo quiero decir.

§ 4.1.11

Pues, ¿cuánto más había el alma de desfallecer aquí, pues no es ángel el que echa de ver, sino Dios con su rostro lleno de gracias de todas las criaturas y de terrible poder y gloria y voz de multitud de excelencias? De la cual dice Job (26, 14) que, cuando oyéremos tan mala vez una partecita, ¿quién podrá sufrir la grandeza de su trueno?; y en otra parte (23, 6) dice: No quiero que entienda y trate conmigo con mucha fortaleza, porque por ventura no me oprima con el peso de su grandeza.

§ 4.1.17

En aquel aspirar de Dios yo no querría hablar, ni aun quiero: porque veo claro que no lo tengo de saber decir, y parecería menos si lo dijese.

    

Juan de la Cruz (1542-1591)    Llama de Amor Viva B

§ 0

Resumiendo, pues, ahora toda la canción, es como si dijera: ¡Oh llama del Espíritu Santo, que tan íntima y tiernamente traspasas la sustancia de mi alma y la cauterizas con tu glorioso ardor! Pues ya estás tan amigable que te muestras con gana de dárteme en vida eterna, si antes mis peticiones no llegaban a tus oídos, cuando con ansias y fatigas de amor, en que penaba mi sentido y espíritu por la mucha flaqueza e impureza mía y poca fortaleza de amor que tenía, te rogaba me desatases y llevases contigo, porque con deseo te deseaba mi alma, porque el amor impaciente no me dejaba conformar tanto con esta condición de vida que tú querías que aún viviese; y si los pasados ímpetus de amor no eran bastantes, porque no eran de tanta calidad para alcanzarlo, ahora que estoy tan fortalecida en amor, que no sólo no desfallece mi sentido y espíritu en ti, mas antes, fortalecidos de ti, mi corazón y mi carne se gozan en Dios vivo (Sal. 83, 2), con grande conformidad de las partes, donde lo que tú quieres que pida, pido, y lo que no quieres, no quiero ni aun puedo ni me pasa por pensamiento querer; y pues son ya delante de tus ojos más válidas y estimadas mis peticiones, pues salen de ti y tú me mueves a ellas, y con sabor y gozo en el Espíritu Santo te lo pido, saliendo ya mi juicio de tu rostro (Sal. 16, 2), que es cuando los ruegos precias y oyes, rompe la tela delgada de esta vida y no la dejes llegar a que la edad y años naturalmente la corten, para que te pueda amar desde luego con la plenitud y hartura que desea mi alma sin término ni fin.

§ 0

Pero otra manera de cauterizar al alma con forma intelectual suele haber muy subida y es en esta manera: acaecerá que, estando el alma inflamada en amor de Dios, aunque no esté tan calificada como aquí habemos dicho, (pero harto conviene que lo esté para lo que aquí quiero decir), que sienta embestir en ella un serafín con una flecha o dardo encendidísimo en fuego de amor, traspasando a esta alma que ya está encendida como ascua, o por mejor decir, como llama, y cauterízala subidamente; y entonces, con este cauterizar, transpasándola con aquella saeta; apresúrase la llama del alma y sube de punto con vehemencia, al modo que un encendido horno o fragua cuando le hornaguean o trabucan el fuego.

§ 0

Y por ser muy necesario, no sólo para estas almas que van tan prósperas, sino también para todas las demás que andan en busca de su Amado, lo quiero decir.

§ 0

Pues, ¿cuánto más había el alma de desfallecer aquí, pues no es ángel al que echa de ver, sino Dios, con su rostro lleno de gracias de todas las criaturas, y de terrible poder y gloria y voz de multitud de excelencias? De la cual dice Job (26, 14), que cuando oyésemos tan mala vez una estila, ¿quién podrá sufrir la grandeza de su trueno?; y en otra parte (23, 6) dice: No quiero que entienda y trate conmigo con mucha fortaleza, porque por ventura no me oprima con el peso de su grandeza.

§ 0

En la cual aspiración, llena de bien y gloria y delicado amor de Dios para el alma, yo no querría hablar, ni aun quiero; porque veo claro que no lo tengo de saber decir, y parecería que ello es menos si lo dijese.

    

Juan de la Cruz (1542-1591)    Noche Oscura

§ 1.6.8

De las cuales, por no me alargar, no quiero tratar aquí más, sino sólo decir que la sobriedad y templanza espiritual lleva otro temple muy diferente de mortificación, temor y sujeción en todas sus cosas, echando de ver que no está la perfección y valor de las cosas en la multitud y gusto de las obras, sino en saberse negar a sí mismo en ellas; lo cual ellos han de procurar hacer cuanto pudieren de su parte, hasta que Dios quiera purificarlos de hecho entrándolos en la noche oscura, a la cual por llegar me voy dando priesa con estas imperfecciones.

§ 1.8.5

Por tanto, no quiero en esto gastar tiempo, porque el que allí no las supiere mirar, bastarle ha la común experiencia que de ella se tiene.

§ 2.2.4

Había tanto que decir de las imperfecciones de éstos y de cómo les son más incurables por tenerlas ellos por más espirituales que las primeras, que lo quiero dejar.

§ 2.5.6

Lo cual habiendo experimentado el profeta Job (23, 6), decía: No quiero que trate conmigo con mucha fortaleza, porque no me oprima con el peso de su grandeza.

§ 2.13.1

Por este modo de inflamación podemos entender alguno de los sabrosos efectos que va ya obrando en el alma esta contemplación; porque algunas veces, según acabamos de decir, en medio de estas oscuridades es ilustrada el alma, y luce la luz en las tinieblas (Jn. 1, 5), derivándose esta inteligencia mística al entendimiento, quedándose seca la voluntad, quiero decir, sin unión actual de amor, con una serenidad y sencillez tan delgada y deleitable al sentido del alma, que no se le puede poner nombre, unas veces en una manera de sentir de Dios, otras en otra.

§ 2.13.10

No quiero dejar aquí de decir la causa por que, pues esta luz divina es siempre luz para el alma, no la da, luego que embiste en ella, luz, como lo hace después, antes le causa las tinieblas y trabajos que habemos dicho.

    

Juan de la Cruz (1542-1591)    Otras del mismo a lo divino

    

Juan de la Cruz (1542-1591)    Que va por super flumina



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